Dolor de cuello irradiado al brazo

La neuralgia cervicobraquial es un cuadro clínico caracterizado por, hormigueo y dolor que se extiende a lo largo de la región cervical y  miembro superior, en ocasiones pérdida de movilidad  de la extremidad superior y/o cervical y que tiene características del dolor radicular, es decir, dolor tipo filiforme, sordo, profundo, quemante, con pérdida de sensibilidad en el territorio correspondiente de la raíz nerviosa afectada y alteración de la fuerza muscular.

 Esta patología se genera por una compresión de la raíz nerviosa a nivel de la columna cervical, o plexo vasculonervioso, siendo el origen de la compresión de naturaleza infecciosa, tumoral, traumática o artrósica.

La más común y la que voy a tratar aquí es la de origen artrósico o como consecuencia de disfunciones miofasciales ( atrapamientos) y hernia discal.

Generalmente la cervicobraquialgia es unilateral, pero podemos encontrarnos casos bilaterales como consecuencia de hernia discal central que comprime la médula espinal o en casos de rectificación de la lordosis cervical por puesta en tensión de todas las raíces nerviosas cervicales y en casos de excesivo enrollamiento de hombros donde el plexo vasculonervioso se ve comprimido a su paso por los desfiladeros y bajo los pectorales (típico como secuela de accidentes de tráfico).

Según el territorio de dolor u hormigueo y pérdida de sensibilidad, podemos intuir que raíz nerviosa está comprimida. Cuando la compresión se produce de la primera a la cuarta raíz cervical, la sintomatología se instaura en cabeza, cuello y zona clavicular y pectoral. Si la compresión se produce de la 5 cervical a la 1 raíz dorsal, la sintomatología se dará en región de hombro y miembro superior hasta los dedos. Estos territorios son así de forma general, pero podemos encontrarnos diferentes asociaciones en los plexos cervical y braquial que pueden confundirnos.

Cuando la compresión afecta solo a la raíz nerviosa, los signos y síntomas  serán solo de características radiculares, pero cuando esta compresión afecta al paquete vasculo nervioso, tendremos otros asociados que corresponderán con la compresión  vascular y linfática, con edema, hinchazón, palidez cutánea, frialdad y sensación de tener agujas por falta de riego.

El buen diagnóstico es fundamental. Saber que estructuras están comprometidas precisa de una correcta y minuciosa anamnesis y exploración clínica. Las pruebas de imagen y las electromiografías pueden ser de gran ayuda pero en muchas ocasiones los hallazgos en imagen no se corresponden con la sintomatología, o directamente estas prueba no son capaces de detectar compromisos radiculares sobre todo sin son de origen miofascial.

Existen multitud de test y pruebas manuales que utilizamos los fisioterapeutas que son de gran ayuda para guiarnos en la búsqueda del atrapamiento. De ahí la importancia de un buen diagnóstico, porque de poco servirá tratar los síntomas si no encontramos y tratamos la lesión principal y origen de todo el cuadro clínico.

Una vez localizado el o los lugares de atrapamiento nos encontramos ante varias situaciones:

  • Atrapamiento radicular de origen artrósico:

Aquí la radiografía nos puede dar pistas, pero como he dicho antes, el hecho de encontrarnos con una radiografía artrósica no quiere decir que el problema de nuestro paciente tenga ahí su origen. Deberemos hacer diferentes test que nos ayuden a relacionarlos. Generalmente nos encontraremos con limitación rígida de la movilidad y aparición de su sintomatología al comprimir los agujeros de conjunción por donde pasan las raíces nerviosas.

En este caso el tratamiento pasa por liberar aquellas articulaciones hipomóviles causantes de que otras articulaciones se muevan en exceso y generen esa artrosis. Trabajo de apertura de esos agujeros de conjunción que atrapan el nervio y sobretodo trabajo a nivel fascial y neuromeningeo para liberar adherencias y rigidez del tejido tanto miofascial como nervioso.

El tratamiento debe ser cuidadoso porque estamos ante posibles osteofitos o esquirlas que ante un movimiento brusco de manipulación, pueden dañar la raíz. Es mucho más aconsejable y efectivo un trabajo sutil del tejido fascial, articular y neuromeningeo.

  • Atrapamiento radicular de origen miofascial:

Aquí la causa del atrapamiento tiene su origen en desequilibrios de tensiones en las fascias y músculos. Podemos encontrarnos disfunciones vertebrales o atrapamientos miofasciales a nivel de desfiladero de los escalenos, subclavicular o pectoral que dificultan el paso del paquete vasculonervioso. No hay que olvidar que también podemos encontrarnos atrapamientos en codo, antebrazo y muñeca que debemos valorar.

Generalmente este tipo responden bien al tratamiento manual, estiramientos neuromeningeos y corrección postural.

No hay que olvidarse de secuelas de fracturas de codo y muñeca que pueden ser el origen del compromiso.

  • Atrapamiento o compresión de la raíz a causa de hernia o protrusión discal:

La hernia o protrusión discal puede contactar directamente con la raíz nerviosa o médula espinal. Aquí las pruebas de imagen nos pueden ayudar mucho, pero como he dicho antes, utilizando estas pruebas junto con el examen minucioso de exploración, porque los hallazgos radiológicos o de resonancia o escáner, a veces no se corresponden con el origen del problema.

Debemos tener especial precaución en este nivel.

El trabajo, bajo mi punto de vista pasa por la liberación articular de niveles vertebrales superiores o inferiores a la lesión con el objetivo de quitar estrés al segmento de la hernia. Trabajo de equilibración fascial y eliminación de tensiones musculares para devolver al máximo la lordosis cervical y trabajo neuromeningeo para devolver la movilidad medular y radicular eliminando adherencias.

En todos estos tipos de atrapamientos, el ejercicio dirigido es de gran ayuda para la recuperación y para evitar que estos problemas vuelvan a producirse.

En los casos de artrosis importante o hernia discal podemos encontrarnos pacientes en los que el tratamiento, a pesar del esfuerzo, no es efectivo, debido a que la compresión directa sobre la raíz nerviosa es demasiado fuerte. Aquí se valorarán otras alternativas.

No debemos olvidar un factor que puede ser desencadenante o sumatorio en procesos de dolor,  el estado emocional. Pero esto es un capítulo más largo.

En este texto he querido explicar de manera sencilla y comprensible, cuales suelen ser los orígenes de esos dolores de cuello y brazo y la forme de abordaje que yo creo que es la más adecuada. No obstante existen diferentes formas de entender estos dolores y diferentes técnicas para el tratamiento igual de válidas.

Es importante acudir a un fisioterapeuta titulado y colegiado. Es el profesional que mejor puede ayudarte.

Raúl González. Col 585.

Centro OSTEOSS.

Imagen de xxolaxx en Pixabay

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